El bebé no sabe qué te irás a trabajar y que hay que ensayar una situación nueva.
El bebé vive el ahora, no tiene capacidad de proyectar el futuro que, al fin y al cabo, es algo que no existe.
Para él, hoy es un día como todos los que ha vivido y no entiende porqué hoy mamá le niega el pecho, porqué hoy le cogen otros brazos con esa cosa de plástico que le quieren poner en la boca.
Él no entiende la cara tensa de mamá, su inquietud, su preocupación. Eso sólo puede significar que pasa algo malo, así que se pone nervioso, se angustia y necesita teta para calmarse (justamente lo que no se le da).
Mamá lo interpreta como rechazo del biberón y se pone aún más tensa, el bebé se angustia más todavía. Ambos sufren.
Y esto no significa que no vaya a aceptar nunca el biberón. Esto significa que ahora no lo quiere, porque no lo entiende.
Cuando mamá no esté, la situación será otra, y por ser diferente puede comprender cosas diferentes como comer de una tetina en brazos de otra persona.
No se nos ocurriría nunca decirle a nuestra pareja «mira, como dentro de un mes me voy una temporada de viaje por trabajo, para que te vayas acostumbrando a comer solo y a dormir solo, ahora tú comerás en la cocina y yo en el comedor, y me iré a dormir a otra cama».
Tampoco se nos ocurriría pasar las dos últimas semanas de vacaciones madrugando como cuando trabajamos y comiendo en 15 minutos «para irnos acostumbrando».
Sin embargo, decidimos que madre y bebé tienen que sufrir por anticipado algo que ni siquiera es real aún.